lunes, 30 de enero de 2012

REAL DECRETO 30 DE ENERO DE 1822

Límites de la Provincia de Logroño según el Real Decreto 30 de Enero de 1822.

Confina por el Norte y Noreste con las provincias de Vitoria y Pamplona; por el Este con la de Zaragoza; por el Sur y Suroeste con las de Soria y Burgos, y por el Noroeste con la de Burgos. Su límite meridional empieza entre el origen de los ríos Neila y Pedroso, y las lagunas de Campiña y Zumbel por los montes de Urbión, origen del Duero y por la Laguna Negra: continúa desde aquí al Oeste de Montenegro por las sierras de Freguela, Cebollera y puerto de Piqueras, desde donde siguiendo siempre la divisoria de aguas, corre al límite como al Sureste por entre Adobero y los Santos, por la cumbre de la Gargantilla entre la Ventosa y Castellanos, y por la sierra de Alba a la de Oncala. De aquí toma la dirección al Este, pasando por el Norte de  Fuentes, San Pedro Manrique y Sarnago a buscar la sierra de Alcarama. Atraviesa el río Alhama un poco al Norte de Cigudosa, pasa por Monegro, y corta al río Añamaza cerca de la confluencia de dos ramales que forman una isla, y termina en el límite antiguo de Aragón al Oeste de San Martín. El occidental empieza en el origen del Neila, atraviesa por el Este de Huerta de arriba y Oeste de Canales, hasta encontrar el origen del Najerilla, desde cuyo punto continúa por el puerto de la Demanda a encontrar el origen del río Tirón, cuya derecha sigue hasta Belorado, y pasando por el Este de este pueblo, Loranquillo, Quintanilla de San García, Valluercanes y Vallartilla, va a encontrar las lomas que vierten al Tirón, hasta que en Pancorbo encuentra los montes Ovarenes, y por ellos sigue hasta terminar al Sur de nuestra Señora de Herrera. 
El límite septentrional es la orilla derecha del Ebro desde el Oeste de Tudela hasta el cerro de Cantabria, desde cuyo punto, separándose de dicho río, sigue por el Este de Viana, que queda en esta provincia, y va por el Este de Moreda y Oeste de Aguilar a buscar la elevada cordillera de las montañas conocidas con el nombre de Sonsierra por el puerto de Cebrero, de Portillo, de la Población, puertos nuevos de Bernedo, la Guardia y Enderrecilla, por los altos de Montoria, sierra de Toloño hasta el punto en que la corta el Ebro en nuestra Señora de Herrera. Su límite oriental es el antiguo con Aragón desde las inmediaciones de San Martín el Queiles, cerca de Monteagudo, y separándose de este río pasa por el Oeste de Monteagudo, Cascante y Marchante, atraviesa el río de las Minas, y concluye con el Ebro al Oeste de Tudela.

domingo, 29 de enero de 2012

HOY IGUAL QUE AYER, LO QUE PUDO SER Y NO FUE.


A diez años del segundo centenario, tal día como un 30 de enero de 1822 el rey Fernando VII firmaba y sancionaba el Real Decreto de misma fecha, aprobado por las Cortes el 15 de octubre de 1821, por el cual se constituía y daba origen por primera vez y de forma oficial a nuestro territorio de Rioja. 

Territorio de Rioja, porque la descripción de dicho decreto mencionaba a nuestra tierra como ¨provincia de Logroño¨, mismo proceder en la definición, se utilizó con el resto de provincias de la España de entonces, en total 52, nombrándolas por el nombre de sus respectivas capitales.

Pero para nuestra tierra no fue tan curioso el nombre, si no la descripción de nuestro territorio, una extensión basada en todos los informes y dictámenes de 1821, entre los más famosos el de Felipe Bauzá, los cuales introducían en Rioja (y decimos Rioja porque era tal y como la nombraban), la tierra de la Sonsierra, los pueblos del Tirón con Belorado y la Riojilla, los pueblos del alto Cidacos, Alhama, Linares y Queiles, y además y de forma expresa se incluía Viana. Es decir, un total aproximado de 430 poblaciones con cerca de 172.000 habitantes según las estimaciones de esos informes. 

Pero, ¿Por qué no existe La Rioja tal y como se describió en ese Real Decreto?

La respuesta expresa la encontramos en otro Real Decreto de octubre de 1823 firmado por el mismo Fernando VII y que significaba la supresión de la nueva provincia riojana y el retorno a las antiguas provincias de Burgos, Soria, Álava, Navarra y Aragón de todos los pueblos de esa Rioja de 1822.

Y la respuesta implícita la podemos encontrar en la figura de Don Francisco Javier de Burgos, primer Ministro de Fomento en 1833, y autor del Real Decreto por el cual se restableció La Rioja con los límites que hoy conocemos. No fue tanto su propia voluntad, aunque fácil de asustar era el hombre, si no la presión interesada de Álava y Navarra a que la partición en provincias se basase en la antigua división en reinos de España y no por naturalidad geográfica.

Y aunque esos límites de 1822 fueron restituidos momentáneamente en 1836, las “tretas forales” de Álava y Navarra impidieron, llegando incluso a utilizar la desobediencia civil, que la Rioja pudiera hacer jurisdicción en su territorio natural establecido en el primer decreto.

Lejos de afán expansionista, de haberse mantenido tales límites, probablemente nos hubiéramos quitado hoy en día muchos de los problemas “fronterizos” que nos atañen. Que cierto es, que “de aquellos polvos estos lodos” y que verdad que “hoy igual que ayer”, fuero contra ley gana fuero y territorio foral contra normal, gana foral.

La injusticia continua, nuestra reivindicación, también.


David Antón Elías